Frente a una posible reconstrucción de Venezuela en un futuro, esperamos no muy lejano, me preguntaron ¿Cuál sería tu propuesta? Una pregunta poderosa y con muchas vertientes, donde con seguridad puedo hablar de muchas cosas como por ejemplo cuáles deberían ser esos cambios económicos que permitan un resurgimiento del aparato productivo en Venezuela, hasta cómo deberían ser nuestras relaciones internacionales con aquellos países donde la tecnología, el conocimiento y el bienestar de sus ciudadanos sea el propósito más importante de la nación.
Todos los venezolanos de una u otra manera tenemos una propuesta de país, podemos hablar de muchas ideas que de seguro mejorarían radicalmente la calidad de vida de nuestra gente, pero más allá de la dolarización de la economía por ejemplo, mi propuesta fundamental gira alrededor de la educación como herramienta para convertir la información en conocimiento, solo la educación nos puede ayudar a hacer consciencia de nuestro entorno, solo la educación nos permitirá transformarnos como nación, sin ella no existirá propuesta alguna solo buenas intenciones.
Y al referirme a la educación, no solo hablo de la academia y/o universidad, me refiero a una educación reflexiva, humana y llena de abundancia en muchos sentidos, hablo de una educación que nos permita pensar en colectivo, que nos ayude a entender al prójimo, una educación que no nos diga qué hacer, sino que nos enseñe a pensar y a valorar. Nuestra sociedad debe transformarse urgentemente, debemos entender nuestra corresponsabilidad y saber que solo nosotros podemos producir aquellos cambios que deseamos ver en Venezuela, la verdadera educación no solo te enseña herramientas, te ayuda a sacar lo mejor de ti y sobre todas las cosas, TE ENSEÑA A SER FELIZ.
En el mundo sobran las historias de éxito de muchas naciones que por medio de la educación y de un aumento en el nivel de consciencia de sus ciudadanos han podido salir de la miseria, de la escasez, de la muerte, de la guerra y de todo aquello que carcome el espíritu humano. La ciudad de Medellín es un ejemplo, hace unos días tuve la dicha de recorrer sus calles y conversar con algunos antioqueños quienes me hablaron de cómo era Medellín hace 25 años, donde el miedo y la muerte abundaban por doquier, hoy en día es impresionante el cambio que dio esta ciudad en tan poco tiempo, demostrando que la educación de consciencia puede hacer milagros y las ganas de ver cambios positivos llevaron a sus habitantes a unirse por un fin en común MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA EN COLECTIVO.
Todos tenemos muy presentes qué queremos ver en nuestro país, sabemos que debemos mejorar solo hace falta acción colectiva junto a un nuevo nivel de consciencia que nos conduzca a senderos llenos de prosperidad, debemos acabar con la indiferencia, debemos terminar con la desidia; la salida de algunos pocos de sus cargos en el gobierno no garantizará la transformación que necesitamos en Venezuela, todos tenemos que aprender a remar hacia la misma dirección y trabajar juntos para crear el ambiente propicio que genere cambios.
Solo la educación transformadora nos hará libres, busquemos formas para educar y enseñar a nuestra sociedad a ser mejores ciudadanos, a nuestros hijos a cooperar y colaborar con sus iguales y te aseguro que no será un trabajo en vano porque de ellos es el país y de nosotros depende que puedan vivir y realizarse en esta tierra que, sin duda, está llena de oportunidades. Sigo comprometido con mi país Venezuela y seguro seré parte de la reconstrucción por mí, por mi familia y por mi gente, merecemos un mejor lugar para vivir.